Desnuda
Te quiero conocer desnuda. Sin tapujos, sin mitos, sin tabúes, olvidando las ridiculeces de las religiones, sin pensar en lo que nos enseñan las culturas y las educaciones. Quiero verte desnuda sin pensar en lo perverso, en lo morboso. Quiero conocer cada fibra de tu cuerpo y ver en verdad quién eres y cómo Dios quiso que vinieras al mundo cuando ni siquiera te envió con los ridículos trapos que nos etiquetan con un precio de escaparate.
Quiero verte desnuda justo frente a mí y así conocer lo que en verdad eres, sin nada, sólo tú y tu cuerpo, incluso hasta con el alma desnuda. Ver tu pelo como cae por tus hombros, cuando está despeinado. Quiero verte desnuda para ver la continuidad de tu cuello hasta el pecho. Ver tus senos y ver que ni siquiera son tan perfectos, que caen y se mantienen firmes por tus latidos. Ver tus pezones sin importar cuál sean su color. Ver tu estómago y tu ombligo. Quiero verte desnuda para ver en verdad como son tus caderas cuando solamente las roza el aire, ver lo suave de tu piel a simple vista sin importar si hay tratamientos o cremas cubriéndola para suavizarla. Quiero verte desnuda para conocer tus vellos púbicos y el tamaño de tu vágina sin pensar en fantasías sexuales o eróticas. Ver si son tan rosados tus labios y la juventud que se envuelve en ellos. Ver tus piernas y los dedos de tus pies. Ver tu espalda y tu culo redondo, sin importar que sea exhuberante o plano. Quiero verte desnuda y ver que en verdad no eres tan perfecta como a veces imagino, que tienes marcas que te ha dejado la vida en la piel. Que tus costillas pueden ser indeseables o que tu exceso de carne se me puede hacer pesado.
Quiero verte desnuda para de verdad conocerte como eres, aprender a quererte como eres y no pensar en ilusiones que verdaderamente no existen. Quiero verte desnuda para saber que eres real y que no existen vanidades que quieren perfeccionarse para hacerte quien no eres. Quiero verte desnuda para contemplar lo que Dios quiso expresar con tu cuerpo. Quiero verte desnuda para sentir que no falta nada por ti que no haya visto.
Quiero verte desnuda justo frente a mí y así conocer lo que en verdad eres, sin nada, sólo tú y tu cuerpo, incluso hasta con el alma desnuda. Ver tu pelo como cae por tus hombros, cuando está despeinado. Quiero verte desnuda para ver la continuidad de tu cuello hasta el pecho. Ver tus senos y ver que ni siquiera son tan perfectos, que caen y se mantienen firmes por tus latidos. Ver tus pezones sin importar cuál sean su color. Ver tu estómago y tu ombligo. Quiero verte desnuda para ver en verdad como son tus caderas cuando solamente las roza el aire, ver lo suave de tu piel a simple vista sin importar si hay tratamientos o cremas cubriéndola para suavizarla. Quiero verte desnuda para conocer tus vellos púbicos y el tamaño de tu vágina sin pensar en fantasías sexuales o eróticas. Ver si son tan rosados tus labios y la juventud que se envuelve en ellos. Ver tus piernas y los dedos de tus pies. Ver tu espalda y tu culo redondo, sin importar que sea exhuberante o plano. Quiero verte desnuda y ver que en verdad no eres tan perfecta como a veces imagino, que tienes marcas que te ha dejado la vida en la piel. Que tus costillas pueden ser indeseables o que tu exceso de carne se me puede hacer pesado.
Quiero verte desnuda para de verdad conocerte como eres, aprender a quererte como eres y no pensar en ilusiones que verdaderamente no existen. Quiero verte desnuda para saber que eres real y que no existen vanidades que quieren perfeccionarse para hacerte quien no eres. Quiero verte desnuda para contemplar lo que Dios quiso expresar con tu cuerpo. Quiero verte desnuda para sentir que no falta nada por ti que no haya visto.